viernes, 29 de junio de 2007

UN TEXTO DE GRAMSCI PARA RECORDAR







En un mundo en crisis”, F. Fernández Buey, introducción a A. Gramsci, A. Bordiga, Debate sobre los consejos de fábrica, Anagrama, Barcelona , 1975.


“El marco teórico podría resumirse esquemáticamente diciendo que aquello que une a los protagonistas (Gramsci. Bordiga, Lukács, Korsch, Pannekoek...) es, en primer lugar, la conciencia de que una estrategia obrera basada en una política de reformas resulta inviable en el contexto internacional del momento y, en segundo lugar, la convicción de que las instituciones tradicionales de la clase obrera en occidente, particularmente los sindicatos, han periclitado como instrumentos revolucionarios a consecuencia, por una parte, de las modificaciones de la composición de la fuerza de trabajo ocurridas en el capitalismo y, por otra, de la victoriosa lucha librada por la clase obrera rusa.. Pero dentro de ese marco general, las divergencias acerca del papel que debe concederse a la espontaneidad obrera, acerca de la relación consejos / sindicatos, de la relación consejos / partido político del proletariado, de la función del sindicalismo revolucionario o del anarquismo, o acerca de la evolución de los soviets en la URSS, son de suficiente peso como para descartar, por simplificadora, una interpretación que insista en la coincidencia teórica de éstos.(....)


Aun dentro de su diversidad, los consejos obreros de aquellos años compartieron una serie de notas características que pueden hallarse en las distintas versiones de los mismos. Estas notas son en lo esencial, las siguientes:


1ª La práctica de la democracia directa entre los trabajadores, concretada en la elección directa de los delegados o representantes obreros en asambleas de taller y de fábrica.


2ª La afirmación del principio de revocabilidad constante de los mandatos o delegaciones como forma de oposición a la burocratización y al caciquismo.


3ª El intento de la superación de la división existente entre obreros organizados sindicalmente y obreros no organizados, asi como entre las diferentes niveles y categorías de la producción.


4ª Consecuentemente, la superación de la organización obrera por oficios como forma de sindicación anticuada y no correspondiente al nivel de desarrollo del capitalismo.


5ª La afirmación de la primacía de la lucha en la fábrica y por tanto de la necesidad de que la dirección de la lucha obrera estuviera en la fábrica misma.


6ª El intento de demostrar la posibilidad de la gestión obrera de la producción en la fábrica prescindiendo de los capitalistas propietarios de los medios de producción.


Teniendo en cuenta esas notas se comprende fácilmente que el principal punto de desavenencia entre defensores y detractores de las nuevas instituciones obreras estuviera, en lo que hace al aspecto estrictamente organizativo de la cuestión, en la delimitación de la relación que debía establecerse entre consejos obreros y sindicatos. “


Nota editorial. Alguien muy picajoso ha terciado en esta historia. Ver:

http://lopezbulla.blogspot.com/2007/06/gramsci-baylos-y-la-polemica.html

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