miércoles, 18 de junio de 2008

NO HAY DOS SIN TRES: SOBRE LA JORNADA DE TRABAJO (TEMPORAL)


El debate sobre la jornada de trabajo ha ido desgranándose a través de este blog y de su hermano mayor, Metiendo Bulla, en intervenciones adhesivas de Trillo y Álvarez de Cuvillo que han ido aclarando y precisando algunos aspectos de este tema. Ahora se presenta un nuevo añadido de Paco Trillo sobre el particular que insiste en la fragmentación del mercado de trabajo y la dificultad de aplicar las garantías legales pensadas para la estabilidad en el empleo a los trabajadores precarios y eventuales. Este es un tema sobre el que el profesor manchego ha trabajado en su tesis y que en el último seminario celebrado en el centro Anton Menger de la Parapanda Law School ha tenido un amplio seguimiento como se ve en la foto, en la que destaca la presencia de Gianibelli, Aparicio y Collado, en reflexiva posición.

paco trillo :
A riesgo de ser cansino...El intercambio de pareceres que en estos días hemos mantenido a propósito de la pretendida reforma de la normativa comunitaria sobre tiempo de trabajo, me han producido ciertos arrojos que quizá estén más relacionados con la situación miserabilista de la regulación española en materia de tiempo de trabajo en España que por la propia iniciativa europea. Las ideas que presento deben tomarse, pues, a la ligera, ya que como digo forman parte de los procesos internos de este cotilla social. En días anteriores, Antonio Alvárez alzaba su voz, con bastante prudencia y acierto, sobre los efectos perversos que pudiera provocar lanzar mensajes confusos sobre la situación "real" del tiempo de trabajo en España a raíz de la propuesta de modificación de la Directiva 2003/88/CE y en relación con un empresariado español vampiresco. Lo cierto es que la primera cuestión que me viene a la cabeza es la de saber si estamos tan lejos de la jornada de 60 horas semanales, aunque ésta como decíamos en realidad responde al límite impuesto a la manida cláusula opt-out.A este respecto, ya se apuntaba cómo la normativa española consiente una flexibilidad de tal magnitud en la jornada de trabajo que da como resultado (máximo) la posibilidad de trabajar hasta 66 horas semanales. El resultado de multiplicar 12 horas por jornada diaria -que además podría ser considerada como ordinaria- por cinco días y medio -una vez aplicados los descansos entre jornadas y el de fin de semana-. Así las cosas, todavía se me podría decir que obviamente esta intensificación de la jornada debe ser obligatoriamente compensada con otras jornadas más relajadas en modo que al final del año se cumplan las 40 horas semanales de promedio en cómputo anual. Sin embargo, esta limitación de la jornada de trabajo funciona de manera más o menos eficaz en aquellas relaciones laborales que se extienden más allá del año. Ahora bien, para aquellos trabajadores temporales cuya duración de su contrato resulta ser un tercio del año, como media, no parece que existan grandes posibilidades de compensar los períodos de intensificación de la jornada de trabajo. Resultado de esta situación es que un trabajador que tiene como media tres o cuatro contratos temporales al año, su jornada anual se multiplica casi por tres. Pensemos, además, que nuestro ordenamiento jurídico está ofreciendo como respuesta a este tipo de situaciones la obligación del empresario de retribuir todo el tiempo de trabajo efectivamente prestado -al precio correspondiente, según su calificación como ordinario o extraordinario- y una posible sanción administrativo (art. 7.5 TRLISOS). En resumidas cuentas, la ligazón histórica entre limitación efectiva de la jornada de trabajo y la proteccción de la seguridad y salud de los trabajadores queda reducida a su mínima expresión para estos trabajadores temporales menospreciados jurídicamente.Por eso, repito de forma algo visceral, cuando se habla (equivocadamente) en los medios de comunicación de la instauración de una jornada semanal de 60 horas, la pregunta que deberíamos hacernos es ¿a que distancia de semejante disparate nos encontramos?. Quedo en espera de alguna idea que relaje estos arrojos matutinos.

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