martes, 6 de octubre de 2009

ADIOS A GINO GIUGNI: LAS NIEVES DE ANTAÑO




Como se ha sabido ya por los medios, el 4 de octubre murió en Roma Gino Giugni, profesor de Derecho del Trabajo desde los años sesenta del siglo pasado. A él se le atribuye la paternidad del Statuto dei Lavoratori de 1970, y de toda su actividad pública, tanto en el Gobierno como en el Senado, se puede afirmar que constituyó un ejemplo de reformismo activo en materia de relaciones laborales promoviendo desde la intervención legislativa la corresponsabilización del sindicalismo confederal en las relaciones laborales italianas.

Además de lo que los italianos llaman un político di razza, Gino Giugni fue también un importante teórico del derecho del trabajo. Muy influido por la cultura anglosajona, su Introduzione all’ autonomía collettiva de 1960 fue la obra que incorporó al pensamiento iuslaboralista la noción del ordenamiento intersindical como eje de explicación del sistema de relaciones laborales. Profundamente asentada en una consideración social-realista de las relaciones de trabajo, en donde la vertiente colectiva y sindical resultaba determinante – y ya no por tanto la construcción de facultades y de poderes desde la norma estatal – la reivindicación de una formación extralegislativa del derecho del trabajo con el sindicato como centro de gravedad del sistema habría de causar una conmoción teórica y política en el ambiente cultural de los sesenta italianos. Asumida por la doctrina laboralista más inquieta y sugerente - como explica el libro imprescindible de Giovanni Tarello, traducido al español entre nosotros por José Luis Monereo y José Antonio Fernandez Aviles, en la granadina editorial Comares – y asumida como un punto de partida desde el sindicalismo confederal, paradójicamente ha sido más conocida entre los juristas de mi generación por el trabajo que Gaetano Vardaro – por cierto desaparecido prematuramente en 1988 – realizó imbricando esta noción en el pensamiento sistémico luhmaniano. Pero este impulso doctrinal se fue materializando en una práctica cultural y política, la colaboración estrecha entre el mundo del pensamiento teórico del iuslaboralismo con el sindicalismo confederal y su proyecto de reforma de la sociedad, y marcó un estilo, una forma de estar en la universidad , orientando la producción científica sobre el derecho laboral. La revista que fundó y dirigió, el Giornale di diritto del lavoro e delle relazioni industriali, era una revista de culto en el laboralismo italiano, sólo compartido a partir de la mitad de los 80, por la creación de Lavoro e Diritto, dirigida por Umberto Romagnoli.

Giugni ha sido un referente para una parte de la doctrina laboralista española en los años 70. Principalmente para la llamada “Escuela de Sevilla”, con Miguel Rodriguez – Piñero a la cabeza, pero también en los estudios de Fernando Valdés sobre la negociación colectiva, en especial a partir de su trabajo sobre “ideologías pluralistas y relaciones de trabajo” de 1975, la huella de su pensamiento es muy patente. Su relación personal con los juristas del trabajo españoles fue grande, ejercía una fuerte influencia también simbólica, como puede comprobarse fácilmente a través de los editoriales de la revista Relaciones Laborales en relación con la significación política que tenían los avatares italianos sobre la concertación social, la escala móvil, el llamado garantismo colectivo y el debate sobre la flexibilización del derecho laboral. A partir de 1990, su puesto de presidente de la Comisión de Garantía en la determinación de las prestaciones indispensables con ocasión de la huelga en los servicios esenciales, derivó su presencia en España a los intentos por regular el derecho reconocido en el art. 28.2 de nuestra Constitución.

Ya en el nuevo siglo, su salud se fue deteriorando. Las secuelas del atentado sufrido en 1983 – Giugni fue gambizzato por una terrorista de Brigadas Rojas que le disparó varios tiros en las piernas, como sin duda recuerda Julia López, que estaba en la puerta de La Sapienza cuando éste se produjo – le fueron pasando la factura en cuanto a su movilidad. En esa época con todo se publicó un interesante libro-conversación en el que Giugni exponía, con claridad e ironía, sus reflexiones sobre lo vivido y sobre el momento político: La memoria de un reformista, se llamaba el texto, publicado en el 2007 por Il Mulino, con la aportación de Andrea Ricciardi como interlocutor.

Era un jurista progresista y un reformista convencido. Con su muerte no sólo se genera una sensación de un tiempo que ha pasado, de pérdida de un exponente de relieve de una generación de los padres fundadores del Derecho del trabajo en la posguerra europea, sino que se deja en el aire alguna pregunta incómoda. ¿Dónde están hoy, en la izquierda italiana, los políticos reformistas como Gino Giugni? O, como diría François Villon, ¿dónde están, virgen soberana, dónde están las nieves de antaño?

UNA REMISIÓN: Umberto Romagnoli publica un comentario muy hermoso ante la desaparición del amigo: Gino Giungi, a bracetto della storia, en la revista digital Eguaglianza e Libertà, dirigida por Antonio Lettieri. Se puede consultar en http://www.eguaglianzaeliberta.it/articolo.asp?id=1173 . Tambien se ha registrado en el blog amigo Los Bártulos de Karl Korsch: http://bartobaylos.blogspot.com/2009/10/homenaje-de-umberto-romagnoli-gino.html

1 comentario:

Pepe Luis López Bulla dijo...

Querido Simón, llevamos unos días de continuo sobresalto. Primero fue Joaquín Herrera, después Giugni y ayer Pepe Jiménez de Parga.