martes, 17 de abril de 2012

¿PARA QUÉ SIRVE UN SINDICATO?


Con este provocador título, la Editorial La Catarata piensa publicar un libro cuya redacción ha encargado al titular de esta bitácora y en cuya escritura final he estado metido estos cinco últimos días, amarrado a un duro banco de una galera turquesca, para cumplir el plazo últimamente fijado. El título final es un poco más preciso: ¿Para qué sirve un sindicato?. Instrucciones de uso. Por fin hoy mismo se ha culminado el trabajo y ya sólo esperan las urgencias inaplazables de hace dos semanas. A efectos simplemente anticipatorios - puesto que ya se dará oportuna cuenta aquí de su publicación - se copia la introducción al mismo, donde se explica el objetivo perseguido y la forma de alcanzarlo.

Este libro nació hace tres años, en abril del 2009. Olga Abásolo y Fernández Marugán me lo propusieron en la sede de la editorial y acepté encantado. Allí debatimos el título y su subtítulo. El esquema lo discutí en el seminario del departamento de historia de la UCLM por invitación de mi colega  Juan Sisinio Pérez Garzón en mayo de ese mismo año, y allí tratamos sobre el sindicato y sus evoluciones con el placer que da poder intercambiar posiciones y formas de abordar un tema desde perspectivas tan inteligentes como no acostumbradas.

Pero a partir de ese verano los acontecimientos económicos y políticos que se cobijaban bajo la invocación a la crisis económica se fueron precipitando. Y por tanto la nueva regulación que se iba diseñando a nivel global y en el recinto europeo en relación con los procesos económicos resultantes de la crisis originada en el “crack” del año ocho – como señalaba un libro extraordinariamente didáctico de Capella y Lorente - planteaba cada vez más interrogantes nuevos sobre las relaciones de trabajo y en especial sobre la posición de las relaciones colectivas y sindicales. Por eso el esquema del libro tenía que abrirse a esta nueva realidad o, quizá mejor, a la forma en la que operaba la crisis económica en esta ocasión sobre las relaciones laborales. Se hablaba entonces de la refundación del capitalismo sobre principios éticos y la necesidad de una nueva globalización menos abusiva y más igualitaria. En ella la voz de la Confederación Sindical Internacional pronunciaba palabras adecuadas y justas reivindicando el trabajo decente como un principio de actuación universal.

Sin embargo mudó pronto el discurso y se desencadenó una potente reacción de reinstalación del capitalismo como modelo económico patrocinador de desigualdades, miseria y sufrimiento de los pueblos. El cataclismo griego en abril y mayo de 2010 propició un cambio de orientación en las políticas europeas y en concreto en las del gobierno español, lo que repercutió de manera definitiva en la configuración del libro. Por un lado, la atención – y el tiempo disponible – se desplazó al examen de las continuas y profundas transformaciones normativas emprendidas. Por otro, la figura del sindicato cobraba una nueva complejidad en el contexto de un proceso de contestación social desplegado intermitentemente en muchos estados europeos.

En ese contexto las mismas preguntas no pueden recibir las mismas respuestas. Por eso hoy “¿Para qué sirve un sindicato?” se tiene que contestar de forma diferente a cómo se habría hecho antes de la crisis y del ataque programado contra el modelo social del cual el sindicato constituye una pieza fundamental. El proceso está abierto, y está en marcha un cambio importante del que todavía está por ver la profundidad de su impacto.

Es comprensible la tentación de esperar a encontrar un momento desde el cual se pueda explicar con cierta tranquilidad la nueva posición del sindicato en un espacio que ha ido alterando significativamente el tipo de regulación y el valor político del trabajo. Los juristas solemos oscilar entre la intervención inmediata que da cuenta de las claves aplicativas de una norma y la contemplación distanciada de las grandes etapas de las que se extraen las características del modelo de regulación del sistema de relaciones laborales. Será para otra ocasión, porque todo libro debe encontrar su final, no puede siempre quedar como trabajo pendiente porque la experiencia enseña que al final no ve la luz. Eso no impide para que este libro, como todos, sea una obra en proceso.

“¿Para qué sirve un sindicato? Instrucciones de uso” quiere formar parte de una cierta literatura de divulgación especializada que resulta muy estimulante para alguien que procede del mundo del análisis jurídico. Se ha procurado que no se escore mucho hacia el perfil de la validez y de la garantía de los derechos derivados del hecho sindical. Esperemos que logre sus propósitos y no se deje llevar por las fórmulas mágicas y los encantamientos del derecho. En su realización me he servido del tipo de discurso, más directo, que exige la intervención estable en las páginas de mi blog, Según Baylos. Las referencias bibliográficas o de otro tipo que aparecen en el texto o en las notas no son ni exhaustivas ni académicas, ni desde luego sabrían serlo en el contexto en el que se anotan.

El protagonista del texto es el sindicato, que es una figura social frente a la cual yo no me siento indiferente ni lejano. Es un protagonista evidente de la democracia y de la igualdad universal del que se resalta muchas veces su pasado épico para comentar su presente mediocre y augurar un futuro residual o inexistente como algunas especies animales de las que se pronostica su rápida extinción. He intentado ofrecer una narración propia y por tanto diferente de las que normalmente se presentan sobre este sujeto social, que se ajustara a las intenciones del título de la obra. Del resultado espero que no se diga como en algunos films que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, aunque cuando sale ese letrero todo el mundo sabe que se trata de un ardid para desvelar hechos reales que sólo necesitan ser verosímiles.



Madrid, 18 de abril de 2012.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Profesor, ¡qué maravilla! ¿Le parecería bien que --con su presencia-- fuera presentado en la ciudad de Matarenys, justo al lado de donde viven nuestros comunes amigos don Lluis Casas y Pepe Luis? La sala estaría atestada de cabezas aproximadamente bien amuebladas. Mis saludos desde esta plaza, Joan Catá (albéitar)

Anónimo dijo...

Enhorabuena por este libro que promete una lectura interesante sobre el Sindicato y sus instrucciones de uso.

Simon Muntaner dijo...

Nada me gustaría mas, querido Catá. Además la responsable editorial es Mercè Rivas, y seguro que estaría encantada de fomentar ese desplazamiento temporal al nordeste. Se lo transmitiré en cuanto la vea. Saludos a la familia

Weller dijo...

Me alegra mucho que el libro vea la luz. Gracias mil por la mención :-)

Creo muy muy necesario que este tema se dabata en profundidad, alejado de lugares comunes ahora bastante hegemónicos y destructivos, y sin duda tu libro contribuirá a ello.
Abrazos,
Olga