martes, 20 de noviembre de 2012

DERECHO DEL TRABAJO








"Derecho del Trabajo", de Carlos Palomeque y Manuel Álvarez de la Rosa, ha cumplido veinte ediciones. Con ocasión de ese cumpleaños, es bueno recordar un libro que es uno de los "manuales clásicos" de la asignatura. Y tampoco está de más recordar que el Derecho del Trabajo existe para regular el derecho al trabajo de los ciudadanos, una condición necesaria para su existencia social y política.


Hubo un tiempo en el que los manuales de la asignatura eran la seña de identidad del profesor que había accedido a la máxima categoría profesional de catedrático. Implicaba un “estilo” de enseñanza y un signo de prestigio académico. Sus opiniones pretendían constituirse en la doctrina a la que se debían someterse no sólo los estudiantes que lo consumían como condición necesaria para demostrar sus conocimientos en la materia, sino los operadores en el campo del derecho y en especial los jueces y magistrados, dueños del momento interpretativo y aplicativo de la norma. La eclosión de las universidades y la pluralidad de escuelas favorecieron también la multiplicación de los manuales, en muchos casos sustentados en una clientela cautiva. También arreciaron las críticas a los mismos como instrumentos de una enseñanza memorística y dogmática, que deberían ser sustituidos por otros materiales y posiblemente por otra forma de apoyo de la docencia que fomentara la curiosidad y la posición activa de un alumnado en cierta forma recluido en una apatía forzada por el sistema de enseñanza. En la fase más cercana a la presente, la adaptación de los planes de estudio de derecho o de relaciones laborales al espacio europeo de educación superior, es decir, a lo que se conoce como Plan Bolonia, parecía exigir una transformación radical de la propia idea del manual como “summa” de conocimientos en un contexto en el que la enseñanza se basaba fundamentalmente en competencias y habilidades. 

Todo ese periplo lo ha recorrido el manual de Derecho del Trabajo que pusieron en marcha, hace ya veinte ediciones, los catedráticos Palomeque y Álvarez de la Rosa, con una sistemática clásica – pero en su inicio no tanto – que partía de la formación histórica del derecho que regulaba la especial mercancía conocida como fuerza del trabajo, proseguía con el estudio de las formas de producción de esta regulación normativa, y examinaba en primer lugar el derecho colectivo y sindical antes de concluir con el estudio del contrato de trabajo – es decir, justo al contrario de la mayoría de los manuales de la asignatura, que anteponían el estudio del contrato y de la relación individual a la dimensión colectiva del trabajo. Desde su inicio fue un texto muy bien acogido en los círculos de la universidad más allá de la escuela doctrinal en la que se había originado. Su claridad y concisión, un cierto “estilo” muy característico, y su perfecta y cuidada puesta al día, le ha hecho merecedor de muchas fidelidades académicas, convencidos los profesores que lo recomiendan a sus alumnos que es un texto seguro en el que deben encontrar todo lo que les interesa para verificar sus conocimientos y para ejercitar sus destrezas y competencias, en la nueva terminología psicologista de Bolonia. 

Ahora se presenta ante sus – muy numerosos – lectores afrontando un tremendo reto, el de dar cuenta del progresivo desmoronamiento de las estructuras básicas del derecho del trabajo especialmente intensas con la (por el momento) última vuelta de tuerca de la reforma continuada del 2012. Una remodelación del ordenamiento jurídico-laboral que tiene pendientes numerosas imputaciones de inconstitucionalidad y que en todo caso representa una visión hostil a los postulados fundamentales de una constitución en la que el trabajo es un factor ineludible de cohesión social y de valor político-democrático. Como es ya habitual en un texto que ha sobrevivido a tantos acontecimientos, sale bien librado. E la nave va, como recuerda Fellini, una imagen muy apropiada para un recorrido tan largo como provechoso.

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