miércoles, 5 de julio de 2017

UN SINDICATO A LA OFENSIVA: EL 11º CONGRESO DE CCOO


Los seguidores del blog sabrán excusar la carencia de entradas en esta última semana, pero en el final de junio se han acumulado demasiados compromisos todos ellos de interés e importancia, que fundamentalmente se han materializado en seminarios y conferencias de las que lamentablemente no ha habido tiempo material para dar noticia. Así, el curso de verano de la UCM sobre Vulnerabilidad y Cuidados en las Grandes Ciudades, ha concitado la presencia, entre otras muchas personalidades relevantes, del alcalde accidental de Barcelona, Gerardo Pisarello, siempre agudo en el análisis y políticamente seguro y, dos días más tarde, del ex gobernador de Rio Grande do Sul y reconocido intelectual de izquierda del PT brasileño, Tarso Genro, que previamente organizó un coloquio en el Senado, con la hospitalidad del grupo de Unidos Podemos de aquella cámara que se sigue denominando alta, en el que intervinieron Ramón Espinar  y Nicolás Sartorius junto al titular de este blog, que tenía por objeto discutir sobre la crisis de la democracia en la globalización, y cuyo resumen se ofrecerá en esta misma página más adelante, tal como pactamos Javier Aristu y Paco Rodriguez Lecea en una suerte de joint venture  con el digital Pasos a la Izquierda. Pero sin duda el acontecimiento políticamente más relevante de esa semana ha sido el 11º Congreso de CCOO. A él se refiere esta entrada a continuación.

Ha pasado ya suficiente tiempo – porque el tiempo de las noticias se agota en su propio instante sin que pueda apenas tener continuidad – para describir el contenido y el proceso de este importante acto colectivo que expresa la capacidad de una organización definida por  representar tendencialmente a la totalidad de los trabajadores de este país para debatir el resultado de su actuación en los últimos cuatro años, establecer un diagnóstico de la situación presente y marcar las líneas estratégicas a las que ajustar su actuación en el siguiente período. Este hecho deliberativo es el elemento central del congreso, que constituye por tanto el momento constitutivo de la democracia del sindicato, tanto en su vertiente interna – que se manifiesta en la discusión del informe general, de las propuestas y de las resoluciones, pero también en la elección de los órganos de dirección de la confederación – como externa, la que formatea el tipo de legitimidad que un sindicato más representativo – el primer sindicato en la audiencia electoral del país – presenta ante el conjunto de los trabajadores y trabajadoras, lo que necesariamente debe repercutir en la sociedad en general y en la opinión pública, y en cómo refleja ésta los medios de comunicación. Creo que se puede afirmar sin duda que el 11º Congreso ha sido extraordinariamente productivo en todos estos aspectos mencionados.

Lo más relevante del congreso era el relevo en la secretaría general, de Ignacio F. Toxo, que cumplía de este modo el proceso de repensar el sindicato con una renovación importante del equipo de dirección. Los tiempos en los que Toxo ha sido la figura pública de CC.OO. han sido posiblemente los que más embates ha sufrido la organización al coincidir con un período de desarticulación programada y general de derechos individuales y colectivos, laborales y sociales. Pero a la vez ha demostrado una especial capacidad para estar presente y no sólo resistir el ataque, sino saber proponer iniciativas y alternativas que daban fe de la potencia del sindicato como constructor de reglas y de relaciones sociales. Aunque los documentos sindicales se suelen olvidar, al no ser recogidos por la prensa ni aireados por los espacios culturales académicos o de opinión, como por el contrario sucede con los informes de los think tank favorables a cualquier facción neoliberal, las propuestas sobre fiscalidad e impuestos, seguridad social o, de manera articulada, las Propuestas para un modelo más democrático de relaciones laborales y un cambio en la política económica y social, aprobadas por el consejo Confederal de CCOO en octubre de 2015 ( y que pueden consultarse aquí Por un modelo más democrático de relaciones de trabajo )  constituyen aun ahora un plan de acción extremadamente productivo. Ignacio F. Toxo ha cerrado su mandato entre el reconocimiento de todos: de los sindicalistas nacionales y europeos, resaltando su papel muy relevante en la dinamización del espacio europeo como nivel decisivo de la acción sindical, y también de los medios de comunicación que por una vez de manera unánime han coincidido en alabar la figura del líder sindical que se retira con la tarea bien hecha y terminada.

El relevo ha venido dado por la elección del que hasta ahora era secretario general de CC.OO. de Euskadi desde el 2009, y que por su edad – 44 años – supone un salto generacional que todos los medios de comunicación han resaltado. Unai Sordo ha trabajado en la industria de la madera y es graduado en relaciones laborales por la Escuela de Relaciones Laborales de la EHU/UPV, con sede en Lejona. Proviene de un territorio en el que CC.OO. no es un sindicato mayoritario, como en el resto del país, y que se caracteriza por una situación de pluralismo sindical muy acentuada, que deviene fragmentación y confrontación entre modelos y propuestas. La experiencia que le ha construido como dirigente sindical ha sido por tanto la de defender y asentar una visión propia de las relaciones laborales alejada y diferente de la reivindicación del sindicalismo de empresa de ELA-STV, promoviendo y defendiendo la negociación colectiva sectorial, junto con un planteamiento confederal de la acción sindical que era confrontada de manera sectaria por ELA-STV y por LAB sobre la base de la exasperación del componente nacionalista, que además se correspondía normalmente con un trato preferencial por parte de los gobiernos autonómicos. Un sindicalismo abierto a los cambios que se estaban produciendo en las formas de organizar el trabajo que ha llevado a crear instrumentos de intervención sindicales para estar presentes en pequeñas empresas, franquicias o situaciones ambiguas entre la autonomía y la dependencia laboral. Los equipos de intervención en las elecciones sindicales, o experiencias extremadamente interesantes de reconstrucción sindical de la fragmentación originada por los procesos de externalización, como en el caso del Aeropuerto de Bilbao – cuya descripción por el propio Unai Sordo  puede encontrarse aquí, El caso del aeropuerto de Bilbao - , son ejemplos bien indicativos de esta actuación imaginativa y productiva en términos de acción sindical. Un sindicalismo más habituado que el de otras partes del Estado español a medirse con la realidad de la economía social y el cooperativismo, extremadamente desarrollado en el Pais Vasco.

A través de su Fundación José Unanue, el sindicato abría espacios de reflexión cultural e histórica verdaderamente interesantes, y en muchas ocasiones desacralizando la historia oficial del país tal como venía escrita y desarrollada por un discurso consensuado como políticamente correcto, y recuperando la historia oral de las luchas obreras bajo el franquismo y la transición (Fundacion Jose Unanue/) CC.OO. de Euskadi además contaba con un equipo de dirección bien trabado, con fuerte presencia de mujeres, abierto a las experiencias europeas – y no sólo a las que se desarrollaban en el lado de allá de la frontera franco española o en el tercer mundo – con especiales lazos con el sindicalismo italiano de la CGIL – Toscana, con la que elaboraban reflexiones y debates conjuntos. Una forma de estar en el sindicato, por último, en donde la referencia política exterior no era la común al resto del país, y en donde las posibilidades de convergencia de proyectos políticos en el marco autonómico eran escasas, lo que inmediatamente repercutía en el fortalecimiento de la autonomía política del sindicato, que además se ha visto reforzada por la incidencia de la crisis y de las políticas de austeridad a partir del 2010 y la incapacidad de reacción a la misma desde el espacio nacionalista.

Un joven secretario general que cuenta además con un equipo renovado, paritario en cuanto al género – mayoría de mujeres si se descuenta al secretario general, que se elige separadamente – y que todavía no ha definido la asignación concreta de áreas de competencia, pero donde es seguro que la presencia de mujeres no se limitará a las competencias neutras o feminizadas clásicas en la estructuración de los equipos de dirección. Y una renovación que se ha acompañado de procesos previos en ese mismo sentido en organizaciones muy relevantes, como especialmente se ha dejado ver en Catalunya y en Andalucía, por nombrar solo a las más importantes. Este hecho es el que más ha llamado la atención – y concitado la simpatía incluso – de los medios de comunicación. Que no sólo han cubierto el 11º Congreso con cierta generosidad para lo que estilan en cuanto a los actos sindicales, sino que han sometido a Unai Sordo a una gira intensa por emisoras de televisión, radios y entrevistas que emiten y publican el mensaje de CC.OO. a la opinión pública durante esta primera semana del mes de julio, sino que se alejan de los estereotipos antisindicales que han estado alimentando durante toda la crisis y aun antes, con efectos importantes en la propia consideración pública de una parte de la población que, como se puede comprobar en los comentarios de los trolls a estas entrevistas, insisten en que los sindicatos son unos parásitos que viven de los presupuestos del estado y funcionan como agencias de colocación para sus familiares y conocidos.

La consideración negativa de la actuación del sindicalismo español, al margen de resultar orientada ideológicamente y no ajustarse a la realidad de los hechos, ha sido tomada en consideración en CC.OO., especialmente durante la larga travesía de la crisis y de las políticas de austeridad, pero actualmente emerge en positivo en el discurso predominante. La idea fuerza es la de que se abre un nuevo período de recuperación de derechos y de afirmación de presencia social. Sin olvidar los retos que las nuevas formas de organizar el trabajo presentan en la sociedad, contando con experiencias actuales y la memoria de otras no tan lejanas, como la lucha de los mensajeros  - transportistas - a mitad de los años 80, en tantos aspectos semejantes a la desplegada hoy por los transportistas – riders -  de Deliveroo, que han ocupado la preocupación de importantes exponentes de la nueva política, con una reflexión sobre el respeto a la autonomía en la organización de las formas de lucha y la cooperación – y convergencia – sindical, o sobre la emergencia de espacios de agregación de intereses colectivos fuera de la producción industrial clásica, o la conveniencia de agrupar bajo la forma – sindicato prestaciones de servicios no necesariamente asalariadas. Poniendo en práctica nuevas formas de intervención sindical que actúen sobre la externalización productiva y la subcontratación, y que aborden de manera completa el problema de la precariedad, sus vertientes de género y edad, la necesidad de la reunificación en un espacio de derechos de los trabajos vulnerables y fragmentados.

El sindicato se define ahora como un sujeto esencialmente reivindicativo, que quiere recuperar tanto su potencia en la producción de reglas y de normas sobre el trabajo, como su capacidad de intimidación en el marco del conflicto social que atraviesa el campo de las relaciones de trabajo. Es un discurso que parte de la unidad de acción como un hecho imprescindible, y que promete volver a recorrer un largo camino de cambio social con predominio de la negociación colectiva en los ámbitos sectoriales y empresariales, incentivando asimismo la convergencia en el espacio político con las iniciativas que procuren un cambio legislativo imprescindible en tantos aspectos. El sindicato como un agente consciente y pragmático de la reforma social, un cometido que corresponde a su identidad democrática y que tras los terribles tiempos de la austeridad, quiere comenzar a revertir estas pulsiones a la desarticulación de la cohesión social que se han ido imponiendo violentamente a partir del 2010.

Un sindicato a la ofensiva que pretende fortalecer su posición representativa en el conjunto de las trabajadoras y trabajadores del Estado. Esta es la síntesis del 11º Congreso de CC.OO, que merece por tanto saludar como un importante evento democrático y trasladar a su equipo directivo los mejores augurios para su realización, que comenzará a percibirse seguramente a la vuelta del verano, en el otoño que da inicio a la actividad de la sociedad. ¡Vivan las Comisiones Obreras y el sindicalismo de clase!



1 comentario:

Anónimo dijo...

Unai Sordo ha sido además un bloguero activo, y se puede comprobar clicando en la lista de blogs amigos que está a la derecha decesta página.