jueves, 1 de febrero de 2018

UN RECUERDO PERSONAL DE JAVIER MARTÍNEZ LÁZARO, "TITO", POR ENRIQUE LILLO


Javier Martínez Lázaro, "Tito", magistrado de la Audiencia Nacional, falleció el 17 de septiembre del 2017. Era una persona buena, muy estimada por todas y todos quienes le conocimos. Enrique Lillo, que lo conoció desde que ambos eran estudiantes y luego en su paso como abogado por CCOO, ha efectuado un recuerdo personal, con ocasión de un homenaje al amigo, que publicamos en esta entrada como homenaje a su memoria.

Recuerdo personal de Tito.

Nos conocimos en la época de universitarios, dentro de las actividades del movimiento estudiantil de principios de los 70, él en Derecho de la Autónoma y yo en Derecho de la Complutense.

Coincidíamos ocasionalmente en las reuniones de representantes legales cuya finalidad era potenciar las actividades de reivindicación y de lucha estudiantil en tiempos de la Dictadura Franquista y en tiempo por tanto de represión política y social, de despidos y encarcelamientos de trabajadores que se atrevían a reivindicar mejoras salariales y laborales junto con derechos ciudadanos y sindicales  y de encarcelamiento también de estudiantes que también se atrevían a plantear reivindicaciones y conquista de la vigencia y eficacia de los derechos humanos, y por lo tanto la liquidación de la Dictadura.

Posteriormente coincidimos también en el laboralismo político de izquierdas (agrupación del PCE) vinculado a las Comisiones Obreras.

Tito siempre estuvo en la élite del liderazgo, no solo en su época estudiantil, en la que era delegado representante legal de estudiantes elegido en elecciones, sino también en la época de laboralista puesto que su actividad profesionales se centraba básicamente en el Metal de Comisiones que siempre actuó como un núcleo muy importante en el movimiento obrero antifranquista; de ahí que Tito siempre fue una persona muy conocida y querida por líderes relevantes de Comisiones Obreras.

Por ello, cuando se lanzó la campaña “La huelga no es delito” debido a las imputaciones a 300 sindicalistas como consecuencia de la convocatorias y realizaciones de las tres huelgas generales contra las sucesivas reformas laborales, inmediatamente se llamó a Tito para consultarle que tipo de actos y de conferencias se podían realizar y con qué personas se podía contar para su participación en los mismos en su condición de jueces.

El objetivo de la campaña era defender la eficacia y efectividad del derecho fundamental de huelga frente a unos excesos punitivos basados en una interpretación literal y formalista de un precepto del Código Penal cuyo origen y antecedente estaba en una Ley  de 1976, cuyo inspirador principal fue el entonces Ministro de Gobernación, Fraga Iribarne y cuyo objetivo era impedir, reprimir y castigar a miles de trabajadores que durante el año 1976 protagonizaron importantes huelgas la cuales constituyeron un factor esencial e imprescindible para el cambio político y el inicio de la transición democrática.

En las charlas, en los diálogos y conversaciones con nuestro amigo Tito, siempre recordaré que aproximadamente nos venía a decir que además de invocar la protección constitucional derivada del 28.1 de la Constitución del piquete de huelga era imprescindible en la defensa de los sindicalistas analizar muy bien en qué consistía la prueba de cargo, su modo de incorporación como medio de prueba al proceso, sus posibles vicios y contradicciones y estudiar muy bien las inferencias que de esta prueba se podían obtener en cuanto a la participación o no de manera individualizada en los hechos por parte del imputado. Él siempre insistía en que había que argumentar de una manera exhaustiva que las declaraciones policiales u otros medios de prueba no establecían con claridad y rotundidad la participación individualizada.

Por ello creo que quien fue un extraordinario laboralista para los trabajadores y asalariados también se convirtió en un maestro del Derecho Penal para los mismos destinatarios.

Por ello, también muchos de los sindicalistas que coincidieron con él en el Metal de Comisiones como Migallón, Paco Hortet, Rodolfo Benito, Pepito Casado, Pablo Tortosa y otros, así como muchos laboralistas nunca le olvidaremos.

Enrique Lillo
Abogado de Comisiones Obreras 

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